Murciélagos y vampiros, una irrompible relación de milenios

Además de la legendaria asociación del canis lupus con el personaje del hombre lobo hay otros animales que siempre han ido ligados a supuestos seres que podrían ser considerados como paranormales. Uno de los ejemplos más evidentes es el del murciélago y la figura del vampiro. Pero para entender esta relación entre animal y criatura es importante saber que hay diferentes formas de definir al vampiro, y más en los tiempos que corren en los cuales la figura inicial de este ser se ha visto cada vez más distorsionada a causa de las modas, las novelas de ficción y toda clase de productos cinematográficos.

Pues bien, el vampiro más clásico (y aquel con el que relacionamos la figura del murciélago) es aquel impulsado por el folclore rumano, en el cual se menciona constantemente que el vampiro es capaz de adoptar la forma de diferentes animales, tales como perros, caballos y, por supuesto, murciélagos.

Por qué se asocian al vampirismo

Pero ¿por qué el murciélago sigue siendo la forma más representativa del vampirismo? Pues bien, hay ciertos factores que ambos seres comparten, algunos de ellos físicos y otros que se ven reflejados en la manera de actuar tanto de uno como del otro, especialmente cuando hablamos de los desmodontinae o murciélagos vampiro.

¿Qué tienen en común los murciélagos y los vampiros?

Tal y como siempre se ha creído de los vampiros, los desmodontinae también se alimentan a base de sangre. Y no sólo eso. Al igual que ocurre con las siniestras criaturas mitológicas, los murciélagos vampiro clavan sus largos colmillos en el cuello de sus víctimas para alimentarse de su sangre.
Otra similitud que comparten ambos seres es que, al igual que los vampiros, estos murciélagos solamente suelen salir de noche, evitando por completo la luz del día. Si recordamos, algunas creencias afirman que los vampiros son seres que no toleran la luz del sol, pues en muchas ocasiones esta puede incluso destruirles.

En la cultura popular podemos darnos cuenta de cómo figuras de vampiros icónicos (como las películas de terror de Drácula de 1931 o de 1958) comparten ciertos rasgos físicos que recuerdan a los murciélagos, y no nos referimos únicamente a sus largos y afilados colmillos, sino a su vestimenta, pues su larga y característica capa oscura también se asemeja a las alas de estos pequeños roedores.

Eso sí, es importante saber que no todas las especies de murciélago se alimentan de sangre, sino que la gran mayoría comen flores o insectos para sobrevivir.

Otras creencias afirman que la semejanza entre vampiros y murciélagos nació cuando los europeos dieron este nombre al murciélago vampiro tras observar que únicamente salía de noche. En la época era conocido por todos que los vampiros salían solamente de noche, no porque la luz del sol les hiciera daño, sino porque eran seres demoniacos asociados a la oscuridad, la cual puede ser considerada como la madre de los miedos más innatos del ser humano. Sin embargo, con el paso del tiempo (y ante el desconocimiento de este hecho) los escritores relacionaban al vampiro con el murciélago y no al revés, algo que ha hecho que muchos teman a este animal, el cual no deja de ser un roedor inofensivo. Algo en lo que profundizaremos más adelante.

Mitos de murciélagos

Además del parecido que los murciélagos puedan tener con los vampiros, en la antigüedad muchos mitos hablaban de su relación con el propio ser humano. Muchas creencias afirmaban que cuando un hombre se volvía muy codicioso llegaba a convertirse en sirviente del mismísimo diablo, adoptando la forma de este ser.
También en México se hablaba de estos roedores en sus historias ancestrales, buscando aleccionarnos de que no debemos ser envidiosos, ya que se creía que una vez un murciélago sentía celos de las hermosas aves y de sus plumas y que, a causa de esta envidia enfermiza, una deidad le castigó convirtiéndole en el ser que es en la actualidad.

¿Realmente hay que tener miedo a los murciélagos?

Pues la respuesta es sencilla: hay que temer a los murciélagos de la misma forma que podemos temerle a un pequeño ratón. Si bien es cierto que ciertos murciélagos pueden llegar a alimentarse de sangre humana, estos son tan pequeños que sus ataques son inofensivos. Eso sí, al igual que un perro con la rabia estos roedores pueden transmitir ciertas enfermedades.
Por lo demás no te creas los falsos mitos que envuelven a este animal: los murciélagos no son ciegos, no se enredarán en tu pelo y no son enemigos de los seres humanos. De hecho juegan un importantísimo en el mundo, pues al igual que las abejas son unos estupendos polinizadores.

This entry was posted in Curiosidades. Bookmark the permalink.

Comments are closed.