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Jure Grando, ¿un auténtico vampiro?

En el año 1899, avistando ya un cambio de siglo que se antojaría revolucionario, el escritor y dramaturgo irlandés Bram Stoker publicó la novela que le llevaría a la fama mundial y le permitiría escribir su nombre en letras de oro en la historia de la literatura. Drácula, o el No Muerto, era una novela de terror con una estructura epistolar que narraba la historia del conde Drácula, un noble valaco que decidía mudarse a Londres en busca del amor de su vida. El argumento, contado así, puede sonar incluso romántico, siempre que salvemos el pequeño detalle de que Drácula era un vampiro demoníaco y sediento que sangre, que llevaba el mal y el caos allá por donde pasaba. Muchos consideran que la novela de Stoker es la primera en hablar sobre el tema del vampiro, pero lo cierto es que el irlandés ya había tenido algunas inspiraciones anteriores.

Sin ir más lejos, su propio compatriota Sheridan Le Fanu editó años antes una preciosa novela corta llamada Carmilla, donde la protagonista también era una no muerta, una vampira sensual y letal que ansiaba la sangre de las jóvenes doncellas. Si nos vamos un poco más atrás, a principios del siglo XIX, todavía podemos rastrear también el camino del vampiro en la literatura con el cuento Varney el Vampiro, escrito por el doctor Polidori, asistente de Lord Byron en aquella mítica reunión en un lago de Suiza donde una adolescente Mary Shelley comenzaría a elaborar la idea de otra de las grandes historias de terror de todos los tiempos: Frankenstein. Como hemos visto, las historias de vampiros ya fueron haciéndose más populares en el siglo XIX en la literatura, pero su origen es bastante anterior, y es que las leyendas sobre estos seres ya se contaban en la Europa del Este en el siglo XVII, como en el fascinante caso de Jure Grando.

La historia de Jure Grando

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Se trata, según muchos expertos, uno de los primeros casos de vampirismo “real” documentado con diferentes testimonios y pruebas. Todo esto hay que ponerlo en entredicho, claro está, porque hablamos de una época en la que la superstición era muy extendida, más aún en la ciudad donde tuvieron lugar los supuestos hechos. Tenemos que irnos a Kringa, una pequeña población dentro de la región de Istria, en Croacia. Allí vivía un aldeano llamado Jure Grando Alilovic, junto a su mujer y su hija, llevando una vida aparentemente apacible hasta el momento de su fallecimiento, siendo ya bastante mayor. Según los documentos oficiales, Jure Grando murió en el año 1656, a la edad de 77 años, debido a una enfermedad. Sin embargo, no es muerte sino lo que vino después lo que le ha llevado a ser tan popular gracias a las leyendas que se cuentan sobre él.

El vampiro de Kringa

Y es que las crónicas que se conocen sobre lo que ocurrió en Kringa en el periodo posterior a la muerte de Grando, recopiladas por el historiados y científico esloveno Janez Vajkard Valvaso a finales del mismo siglo XVII, cuentan que desde tan solo unos días después de su fallecimiento, Jure Grando regresaba a la vida, saliendo de su tumba y atormentando a sus vecinos. Los testigos aseguran que el anciano regresaba como un strigoi, un no muerto, un ser que ya ha fallecido pero que sigue vivo, en cierta manera, alimentándose de sangre. Strigoi es una palabra de uso extendido por esa zona de Europa, y aunque su equivalencia no es exactamente la de vampiro, sí que es cierto que actualmente se les equipara casi por completo.

En aquellos tiempos se creía que una persona que había hecho un pacto con el diablo o había practicado algún tipo de magia negra en vida podía convertirse en strigoi, que era un brujo no muerto, para seguir con sus perversos planes incluso después de morir. Los aldeanos contaban que Jure Grando se levantaba cada noche de la tumba y se paseaba por la aldea, a veces llamando a las puertas de las casas. En aquellas donde se había parado, al día siguiente, uno de los miembros de esa familia acababa falleciendo. Era como un mal augurio en forma de vampiro. Grando también se presentaba en su antiguo dormitorio, frente a su viuda, a la que atacaba sexualmente, según el propio testimonio de la mujer, que tuvo que marcharse incluso de la ciudad junto a su hija por el terror que le provocaban estas visitas sobrenaturales.

¿Qué ocurrió con este personaje?

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Durante dieciséis años, la aldea de Kringa estuvo aterrorizada por las visitas del strigoi, entendemos que puntuales, porque de lo contrario sería un auténtico martirio vivir con un vampiro suelto todas las noches por la aldea. En varias ocasiones se le intentó matar, pero sorprendentemente, el palo de espino con el que se le atacaba rebotaba en su pecho y no se le clavaba. Finalmente, una noche de 1572 un grupo de decididos aldeanos se acercó a la tumba de Jure Grando, encontrando su cadáver totalmente intacto y con una sonrisa en el rostro. Se le intentó asestar de nuevo una puñalada con el palo de espino, pero no sirvió. Entonces, uno de los aldeanos cogió una sierra y decapitó al vampiro, que empezó a gritar mientras la sangre manaba de su cuello. Solo entonces se le mató definitivamente, y la paz pudo volver a Kringa.

Una inspiración para obras de vampiros

La historia de Jure Grando es una de las primeras en tratar el tema del vampirismo tal y como lo conocemos hoy en día, aunque en aquellos tiempos, las leyendas sobre los no muertos y retornados sí que eran más comunes tanto en la cultura balcánica como en otras muchas del norte y el sur de Europa. El ser que vuelve de la tumba transformado en un monstruo temible y malvado es un concepto que se viene repitiendo desde hace siglos, incluso milenios. Sin embargo, los detalles de la historia de Grando, recogidos primero por Vajkard Valvaso y más tarde por otros historiadores y escritores, ya a principios del siglo XVIII, sirvieron para popularizar la figura del vampiro en ciertos círculos.

Aquellas leyendas llegaron seguramente a oídos de algunos literatos de la época, que las fueron transmitiendo hasta que llegaron a célebres escritores como Goethe o Walter Scott, si bien ellos no toman como referencia la historia de Grando, sino las leyendas generales sobre vampiros. A pesar de aquello, Polidori sí que podría conocer dicha leyenda y basarse en ella para dar forma a su Barney, de la misma manera que posteriormente, Stoker escogería la zona de los Balcanes para ubicar su Drácula, utilizando precisamente el término Strigoi para denominar al monstruo. También se especula con que la figura del vampiro que aparece en Nosferatu, sobre todo en sus características físicas, estaría basada en el propio Jure Grando.

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